sábado, 20 de marzo de 2010

Enfermedades de los perros

Como norma general, es conveniente procurar que exista regularidad en todo lo que tiene que ver con el perro: comidas, ejercicios, horas de sueño, costumbres diarias, etc. El animal tiene tolerancia a las alteraciones de la rutina, pero si son excesivas, o nunca hay una rutina, vivirá en un estado de tensión permanente, que acusa en su salud.
El control veterinario.- Si se ha adquirido el cachorro de un criador reconocido oficialmente, o de una tienda de animales de cierto prestigio, lo más probable es que ya haya recibido su primer lote de vacunas y esté sano. En el caso de que se haya recogido de la calle, regalado por un amigo, o comprado a un particular, lo primero que se ha de hacer es llevarlo al veterinario.

En los primeros meses de vida hay que administrarle una serie de vacunas cuya naturaleza y periodicidad determinará el veterinario; y en cuanto cumpla el primer año hay que inmunizarle contra la rabia; y a partir de ahí, una revacunación anual. En ningún caso hay que olvidarse de hacerlo puesto que, además de ser obligatorio por ley, la rabia es una enfermedad mortal y susceptible de contagiarse a las personas.
Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita anual para hacer al perro una revisión general con el fin de prevenir cualquier incidente.
Parásitos internos.- Comúnmente se conocen como lombrices. Desparasitar al perro es una operación necesaria antes de la vacunación y para la cual el veterinario facilitará la información adecuada en cuanto a cuándo ha de hacerse y con qué medicamento.
En cualquier caso, si el dueño ve señales de lombrices (sobre todo en las heces), hay que extremar las medidas de higiene como: recoger siempre las deposiciones del perro para evitar contagios a otros animales, lavarse las manos después de un contacto prolongado con el animal, evitar su saliva, que puede transportar gérmenes; y mantener al perro alejado de otros animales.
Parásitos externos.- Como regla general, y a nivel preventivo, se pueden resumir los cuidados en lo siguiente: uso de collares antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle el pelo con frecuencia y usar después algún spray insecticida. También es muy importante la observación del animal; vigilando si se rasca demasiado; si se le cae el pelo; si tiene lesiones en la piel o si tiene garrapatas.
Los parásitos más habituales son las pulgas, las garrapatas, que son muy peligrosas porque pueden transmitir al perro la piroplasmosis y llegan a tener el tamaño de un guisante; y los piojos, que chupan la sangre del animal y anidan sobre su pelo pudiendo causar lesiones cutáneas de gravedad y en los cachorros una anemia grave y agotamiento del organismo, a veces con consecuencias fatales.
Continuamos hablando de los cuidados básicos del perro.
La dieta adecuada.- Este aspecto dependerá de la edad, sexo, raza y tipo de vida del animal. La mayoría de las marcas de comida para perros tienen una gama variada de alimentos (para cachorros, para perros viejos, para hembras gestantes, etc) y, además, suelen proporcionar información acerca de la cantidad de comida que ha de contener la ración diaria en función del peso y raza del perro.
Hay que tener en cuenta que en determinadas situaciones, como en verano, el perro come menos cantidad de alimento debido al calor; y no hay que obligarle a que termine su ración. También hay que evitar darle comida después de que haga ejercicio, ya que pueden presentarse problemas en la digestión y cambiarle bruscamente la dieta, puesto que el animal debe adaptarse poco a poco a un nuevo tipo de comida.
Ejercicio regular.- Para que la mascota esté sana y en forma, debe hacer ejercicio periódicamente. Sin embargo, hay que evitar las horas del día en que hace más calor; ya que el perro tiende a pasarlas durmiendo. Además, como las personas, los perros sufren lesiones, tirones, esguinces, por lo que habrá que controlar su actividad física y procurar que no se exceda en el ejercicio ni realice actividades peligrosas.
Actuar ante las enfermedades.- Dado el elevado número de enfermedades que puede padecer el perro, resulta muy difícil realizar una lista, por lo que, ante cualquier síntoma irregular, conviene llevarlo al veterinario que actuará en consecuencia con las medidas oportunas.
Algunas de las señales que deben despertar la alerta del dueño son: caídas de pelo o lesiones en la piel, alteraciones en el ritmo respiratorio, tos persistente, cambios en el comportamiento o en el carácter, pulso acelerado, vómitos y diarreas continuadas, extrema delgadez, temblores, suciedad en la lengua, inapetencia continuada, parálisis o cualquier muestra de dolor.
Accidentes más comunes.- Ante cualquier percance hay que fijarse en el estado de conciencia del animal. Si éste se encuentra consciente, es importante tener cuidado con las posibles reacciones producidas por el shock como mordeduras originadas por la ansiedad o movimientos que puedan agravar el estado del perro.
En caso de atropello, o en caídas desde cierta altura, hay que tener en cuenta que el carácter de las lesiones puede ser interno y externo, por lo que se tendrá que inmovilizar al animal y llamar al veterinario. Ante luxaciones o fracturas en las patas se tiene que evitar que el perro camine. Si no se sabe inmovilizar una fractura o luxación, es mejor hacer que se quede tumbado hasta que se consiga la ayuda necesaria.
Las heridas conviene tratarlas según su alcance. Si son superficiales pueden ser curadas por el mismo dueño con agua oxigenada, mercromina y gasas; pero si se precisa de puntos de sutura, hay que trasladar al perro a urgencias procurando que no se rasque o se muerda en la zona afectada. En caso de que las heridas se hayan producido en el transcurso de una pelea con otro animal, es necesario consultar con el veterinario ante el peligro de que haya contraído alguna enfermedad.
Cuando el animal presenta postración general, pulso acelerado pero débil, mirada con expresión de angustia, movimientos torpes y mal coordinados y temperatura elevada, es posible que haya sufrido una insolación. En estos casos, y aunque una sencilla prevención es la mejor medida, ha de refrescarse al perro con agua y acudir inmediatamente al veterinario.
Ante los golpes en la cara, lo principal es evitar que el perro se toque en la zona fracturada y acudir al especialista. Si se ha roto algún diente, habrá que hacerle un empaste para que no se deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una endodoncia o, de lo contrario, cada vez que muerda algo le dolerá.
Enfermedades. Dado que estas páginas no pretenden ser un manual médico, que existen muchos textos sobre el tema de las enfermedades del perro y las describen más o menos detalladamente, y sobre todo, que en la inmensa mayoría de los casos lo único que el dueño puede y debe hacer es acudir al veterinario, no se explicará aquí en que consiste cada enfermedad.Lo que si se hará será dar una lista de sintomas de alarma, que si observamos en nuestro perro, motivan el dirigirse al veterinario lo antes posible. A veces puede no haber tal enfermedad, y el "sintoma", deberse a algún otro motivo menos alarmante, pero es mejor pecar por exceso de precaución. Ante la aparición de cualquiera de los síntomas de la siguiente lista, lo mejor es acudir al veterinario de inmediato.Ya que algunas enfermedades son más características de ciertas razas de perros, es interesante considerar la idea de comprarse un buen libro dedicado a la raza del perro que poseas. La mayoría suelen hablar de dichas enfermedades y dar información práctica.

Sintomas de enfermedad:

Cualquier caida de pelo o lesión de la piel (abcesos, escamaciones, etc) puede tener relación con una enfermedad cutánea. Si la piel se ve bien pero se cae el pelo, puede existir relación con alguna carencia vitamínica o similar.
Respiración fatigosa, jadeos o cualquier alteración del ritmo respiratorio normal, en especial si el animal está obeso o es muy viejo, y no hay un motivo evidente (calor, ejercicio intenso), puede ser señal de un problema respiratorio (p.e. asma) o sintoma de algo más.
Tos persistente.
Si aparentemente sano, cambia su comportamiento, actua con nerviosismo o temor infundado, rechaza la compañía y se esconde. Mucho cuidado si de repente le dá por aullar.
Gime sin motivo y continuamente, o cuando se coloca en ciertas posturas. O no puede mantenerse mucho tiempo en la misma posición (estando acostado).
Diarreas persistentes o sanguinolentas.
Pulso acelerado que no se corresponde con la actividad que realiza.
Vómitos continuados.
Muestras de dolor al orinar, u orina sanguinolenta.
Extrema delgadez, aunque coma aparentemente bien.
Temblores.
Lengua sucia, mal aliento, boca reseca, muestras de dolor al tocarle el abdomen.
Coloración amarillenta de las mucosas.
Inapetencia continuada.
Señales de falta de audición (pueden ser señal de úlceras u otitis).
Parálisis o dificultades en el movimiento.

Accidentes.

Consejos generales.
Ante todo, mucha calma. Lo primero es fijarse en si el perro está inconsciente. En el caso de que no lo esté, hay que tener mucho cuidado, pues en el estado de shock producido por el accidente, el perro puede morder sin importarle que se trate de su propio amo. Lo primero es tranquilizar al perro, por el tema de las mordeduras, y también para evitar que agrave su estado con movimientos.Nunca está de más tener un botiquín en casa para los problemas leves. En principio no es necesario nada especial, "específico para perro". Lo que tendríamos en un botiquín para nosotros sirve.Una vez evaluada la situación hay que ponerse en contacto con el veterinario lo antes posible. Conviene tener a mano un número de teléfono de urgencias veterinarias.
Atropello.
Además de lesiones externas (heridas, fracturas) puede tener lesiones internas. Inmovilizar al perro lo mejor posible y llamar a urgencias. Aunque el perro esté consciente y se levante por su propio pié, aparentemente "bien", hay que llevarle al veterinario para que le exploren. No olvides que el perro no puede decir "me duele aquí". Aunque parezca estar bien hay que hacerle un reconocimiento.Ante la posibilidad de lesiones de columna, hay que evitar mover al perro salvo que sea absolutamente imprescindible.
Caidas desde cierta altura.
Sirven los mismos consejos que en el caso de un atropello. Apenas hay diferencia en el tipo de lesiones que se puede producir.
Luxaciones o fracturas en las patas.
Hay que evitar que el perro camine. Si no sabemos inmovilizar una fractura o luxación, es mejor hacer que el perro se quede tumbado hasta que tengamos ayuda. De todas formas, lo más probable es que tengamos que llevarle nosotros al veterinario, así que lo mejor es que nos movamos rápido. Si la fractura es abierta (con herida) habrá que ponerle un vendaje antes, así que conviene tener lo necesario en el botiquín.

Heridas.

Si son superficiales (arañazos), puedes curarlas tú a base de agua oxigenada y mercromina, o incluso, si no sangran, dejar que el perro se lama (la saliva de los perros contiene una sustancia cicatrizante, además de que se limpiará la herida mejor de lo que nosotros lo haríamos). Si necesita puntos de sutura, a urgencias. En este caso hay que evitar que el perro se muerda o rasque mientras cicatriza, por lo que habrá que ponerle una de esas gorgueras especiales para evitarlo.Si es una herida leve que le limpias tú, no uses algodón. Es mejor una gasa (el algodón dejará pelillos en la herida).

Heridas en peleas: Mordeduras.

Además de las consideraciones generales para las heridas, no está de más una visita al veterinario para tomar precauciones contra la rabia, sobre todo si no conocemos al otro perro y no sabemos si está vacunado o no (si el otro perro no es callejero, da igual lo que diga su amo: por quien tú te tienes que preocupar es por el tuyo y más vale pecar de exceso de precaución).
Insolación. Golpe de calor.
Aunque son dos cosas diferentes, en la práctica son difíciles de distinguir. En los perros suelen tener efectos mas graves aún que en las personas, pudiendo ser letal si no se actúa a tiempo. Síntomas: postración general, pulso acelerado pero débil, mirada con expresión de angustia, movimientos torpes y mal coordinados, temperatura elevada (42 o 43 grados, o incluso más).Qué hacer: acudir al veterinario a la primera sospecha de que el perro sufre insolación. Si no es posible hacerlo de inmediato, llevar al perro a un lugar fresco y sombreado. Refrescar al animal cubriendole con algun paño mojado y bien frio la región craneal, y abundante agua fría en el resto del cuerpo. Lo mejor es prevenir y evitar las situaciones de riesgo, cosa que el dueño puede conseguir fácilmente con un poco de buena voluntad. No exponer al perro al sol exageradamente, o a altas temperaturas. Por ejemplo, nunca ha de dejarse al perro encerrado en un coche aparcado al sol, ni siquiera con las ventanillas ligeramente bajadas. Recuerda que el perro no puede sudar, por lo que esta forma de eliminar el exceso de calor no está a su alcance.

Intoxicaciones.

Si la intoxicación es leve, el perro tratará de vomitar lo que sea que la haya causado. Si es grave, no tendrá fuerzas ni para eso. Tratar de conseguir una muestra de lo que haya ingerido para ayudar al veterinario a identificar la causa y decidir qué hacer.En casa, lo mejor es la prevención. No dejar ningún producto tóxico ni medicinas al alcance del perro (en esto hay que actuar igual que para los niños pequeños). Si en la calle le llevas atado, tampoco habrá problemas porque podrás evitar de inmediato que ingiera cualquier cosa.

Golpes en cabeza o cara.

Bueno... si es en la cabeza, yo no me preocuparía mucho a menos que haya recibido un cañonazo. Los perros tienen un craneo increiblemente fuerte (el mío, el pastor alemán que veis en la mayoría de las fotos, recibió la coz de un caballo cuando tenía apenas un año, y se levantó del suelo en una fracción de segundo, lanzandose a por el caballo en cuestión y persiguiendole durante casi un kilómetro. Aparte de la herida -3 puntos de sutura- el craneo estaba intacto). Anécdotas aparte, un golpe en la cabeza es un golpe en la cabeza, por lo que conviene llevarle al veterinario para comprobar que no hay conmoción.Cuestión aparte son los golpes en la cara. Si el perro se fractura el hocico o la mandíbula, la situación es grave, pero no se puede hacer mucho más que evitar que se toque con las patas, inmovilizarle con mucho cuidado, y hacer una visita a urgencias.

Dientes rotos.

La situación no es urgente, pero habrá que hacerle un empaste para evitar que el diente se deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una endodoncia. De lo contrario, cada vez que muerda, le dolerá. Puede negarse a comer, con las consecuencias que puedes imaginar, o, como mínimo, si el perro es un perro de defensa, no morderá, lo que sería echarlo a perder.

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